PANDEMIA Y «CASOS DE URGENCIA»

 In "Emergencia de un Real efectos en el sujeto"

PANDEMIA Y «CASOS DE URGENCIA»

RICARDO ROJAS, AME, Miembro del Foro de Medellín.

 

Foro de Medellín, 14 de Abril de 2020.

“Nada creado que no aparezca en la urgencia, nada en la urgencia

que no engendre su rebasamiento. (…) Pero nada también que no se haga

en ella contingente cuando viene su momento para el hombre, donde puede

identificaren una sola razón el partido que escoge y el desorden que denuncia,

para comprender su coherencia en lo real y adelantarse por certidumbre respecto

a la acción que los pone en equilibrio” Jacques Lacan, Función y Campo…

Podríamos pensar que es la pandemia en sí la que va a desatar los casos de urgencia en tanto que esta sería traumatizante y que conllevaría una “urgencia” a la que el psicoanalisis debería responder. No dejan de verse en la actualidad la oferta de escucha gratuita promovida por psicoanalistas que se dicen lacanianos que más parecen postfreudianos con una oferta llena de amor al prójimo, de caridad y solidaridad hacia el semejante traumatizado y sin recursos. Pero no es esto el tema que me ocupa hoy, paso rápido, señalando que este asunto del dinero para el psicoanálisis debe ser abordado, como tantas cosas no como setting o encuadre sino como la necesidad de examinar que es lo que constituye la especificidad del discurso psicoanalítico. Igualmente, de paso quiero señalar que algunos psicoanalistas han abusado del término traumático, trauma, y que es importante los desarrollos de Lacan en cuanto a “lo que hace agujero” como lo “troumatique”, lejos de los acontecimientos traumatizantes de una clínica sociológica de la prevención. Paso entonces de largo.

Antes de Roma, Lacan ya había abordado el asunto de la “urgencia”, en una ocasión con relación al tiempo lógico y a la precipitación o urgencia del momento de concluir y en otra ocasión en el texto sobre la psiquiatría inglesa y la guerra, cuando al referirse a la creación de Bion, de esos grupos que están en el origen de su concepción del Cartel dicen que fueron una creación producto de la urgencia.

En 1966 Lacan en una entrevista a Le Figaro señala que el psicoanálisis es una práctica y no una técnica y que hay la urgencia de situar al psicoanalisis como ciencia, pero con un lugar diferente al campo científico, que es necesario su estatuto epistemológico. Es decir que es necesario revisar las nociones y conceptos a la base de esta práctica pues ellos terminan condicionándola. Por eso había hablado en Dirección de la Cura de la urgencia de examinar la noción de transferencia. Y en esta misma entrevista habla de lo que fue la última frase de su texto Del sujeto por fin cuestionado, cuando hablando de las condiciones mínimas para una abertura científica del psicoanálisis didáctico y de la enseñanza del psicoanalisis concluye: “primero que haya psicoanalistas” y luego la frase repetida en la entrevista:

“Por ahora podemos contentarnos con que mientras dure un rastro de lo que hemos instaurado, habrá psicoanalista para responder a ciertas urgencias subjetivas, si es que calificarlos con el articulo definido fuese decir demasiado, o también, si no, desear demasiado”. [Lacan J., Del sujeto por fin cuestionado, en Escritos, Siglo XXI, p. 229]

Vemos la preocupación de Lacan en ese momento, un año después presentara ante su Escuela la “Proposición del 9 de octubre sobre el psicoanalista de la Escuela”, en la base de su creación del dispositivo del pase y un texto mayor en cuanto a situar el lugar de la transferencia en la Cura.

Es ese momento urgencia del sujeto, el que va a utilizar en su texto para elaborar el algoritmo de la transferencia como Sujeto-supuesto-Saber:

momento lógico de desestabilización subjetiva que justifica el movimiento. El psicoanalista es aquel que escucha aquellos que se quejan de la ruptura aguda de la cadena significante. La urgencia subjetiva es el punto de partida que preside el significante de la transferencia en su relación al significante cualquiera. Lacan designa lo que se llama la demanda del analizante en potencia, como el requerimiento de una urgencia. La urgencia subjetiva, en el sentido del psicoanálisis implica el llamado al Otro, a un S2” [État d’urgence, Bernard Seynhaeve Dans La Cause Du Désir 2013/1 (N° 83), pages 20 à 25]

Creo que lo que queda en suspenso es como el analista responde a esas urgencias subjetivas, aunque estaba claro que lo primero es que “haya analista”, y será lo que volverá a retomar en su texto de 1976 de los Otros Escritos: Prefacio a la Edición Inglesa del Seminario XI señala:

“El espejismo de la verdad, del que solo cabe esperar la mentira (lo que cortésmente llamamos resistencia), no tiene otro termino que la satisfacción que marca el fin del análisis. (…) Siendo que dar esa satisfacción es la urgencia que preside el análisis, interroguémonos como alguien puede consagrarse a satisfacer esos casos de urgencia.” [Otros Escritos, p. 600-601]

Este texto es sobre el pase como historización, a la pregunta presente en el: ¿Cómo puede ocurrírsele tomar el relevo de esa función?, a lo que contesta que la respuesta está más allá del dinero, la pregunta solo se puede responder por el deseo de algunos que se arriesgan a testimoniar de la mejor manera posible su historización, los vericuetos recorridos por esa “verdad mentirosa”, pues como había señalado antes “no hay verdad que, al pasar por la atención, no mienta. (…) Lo que no impide que uno corra detrás.” Hay algo que urge, que presiona en un análisis y es que el analizante corre detrás de la verdad que no se puede atrapar jamás, y eso provoca la satisfacción del gozo-sentido y el análisis es el medio de esta satisfacción que urge. Es esta la demanda de satisfacción que preside el análisis en todos sus momentos.

Pero de qué manera el analista responde a esa demanda, Lacan dice que “la oferta es anterior al requerimiento de la urgencia que uno no está seguro de satisfacer, salvo por haberla pesado”. Es decir, el analista no responde a la demanda ya lo había dicho desde Dirección de la Cura, pero el asunto aquí es que solo estaría seguro de no haberla respondido por haberla sopesado, “haberle tomado la medida” como dice Bousseyroux, en su propio trabajo de análisis, por haber llevado este hasta “la satisfacción que marca el fin de un análisis”

Lacan quien repudia el sello de la garantía de una jerarquía nos dice “No soy un poeta, sino un poema. Y que se escribe pese a que parece ser un sujeto”, se impone la ética de escribir, de hacer elaboraciones teóricas como las de este texto, aunque “siempre los casos de urgencia” lo enredaban mientras lo hacía, pero escribía, sin embargo, “en la medida en que creo deber hacerlo, para estar al día con esos casos, para hacer con ellos par.”

Me parece importante la manera como responde Michel Bousseyroux en su texto Lacan borromeo a la pregunta: ¿cómo satisfacer la demanda de esos casos de urgencia?

“Mediante la interpretación, único modo de producir -a partir de lo que se produce en la transferencia [re-petitio] el decir de esta demanda, que es decir cuyo efecto de pérdida se experimenta en el pase. No hay satisfacción para la urgencia sin que se produzca lo que Lacan llama – en su reseña del Seminario …o peor- “El Un-decir que se sabe Uno solo del todo”, único testigo de la existencia de lo Real. El analista tiene el deber de responder por la existencia de este Real.” (p. 35)

Lacan responde con su escrito a la existencia del inconsciente real presentado en este texto y así ser pone a la par con el decir de su paciente. El analista hace la oferta para que aparezca la demanda, pero en su análisis ha sopesado el lugar de lo Real. Ante la pandemia porque no sostener su oferta ante las diferentes urgencias, las del principio, las del final, el inconsciente urge, empuja, es un trabajador que no descansa, no lo podemos aislar. Pero todo va a depender de la respuesta del analista que a su vez dependerá de hasta donde ha llevado su análisis. Pero queda la urgencia señalada por Lacan de que el psicoanálisis tenga su estatuto epistemológico claro, que se pregunte que es lo que hace la especificidad del psicoanálisis. Creo que es necesario como Lacan “estar al día con esos casos, para hacer con ellos par”, no quedarnos atrás en la teoría con respecto a la praxis, repensar las cosas, antes de la pandemia ya escribía para Buenos Aires un texto sobre este asunto, pero hoy y ayer son más las preguntas que las respuestas: La respuesta a la Urgencia depende de la “presencia” de un cuerpo y en ese caso que es lo que llamamos cuerpo, que es lo que nos deja ver y oír esas nuevas tecnologías, y el analista si esta es detrás de lo que se ve o lo que se oye sea en una pantalla plana o en 3D? que entendemos por mirada, por voz, ¿es que la mirada es lo que se ve? La voz es lo que se escucha, ¿interpretamos lo preverbal? Es decir que lo no hablado corporal es susceptible de la interpretación imaginaria del analista, que presta palabras suyas a lo que ve, que es lo que se escucha detrás de la palabras y es solo es posible cuando se está en presencia de carne y hueso, finalmente esta pandemia nos hace ser más rigurosos porque, aunque presentes, bien podemos estar cediendo a las demandas, estar alucinados y embelesados interpretando el sentido, ese si imaginario, y creyéndonos poseedores de la verdad y directores de la cura gracias a un diagnóstico de estructura o un saber fijado de antemano.

Me parece más bien que lo que se impone es la ética que preside este texto de Lacan, escribir sobre los casos de urgencia de alguien que está en entrevistas preliminares, la urgencia de quien está en un momento de final, y tomar lo que estamos haciendo en la pandemia como motivo de investigación. Freud abandono la hipnosis y la sugestión, ante la existencia de imposibilidades, Lacan modificó el encuadre del tiempo fijo al hacerse dócil, ¿Por qué no podríamos modificar la presencia del cuerpo? No sería eso lo subversivo del psicoanálisis, ante las circunstancias de una puesta a distancia de los cuerpos que no va a ser por corto tiempo, intentar continuar o iniciar la aventura de un análisis en presencia de la palabra del parlêtre y con el discurso analítico presidiendo el sostén de la transferencia que insiste con urgencia, incluso en ausencia corporal del analista, pues la pregunta sería para quien es importante la presencia de dos masas de carne y hueso, sin los huesos y carne de los dos el análisis pasa a ser psicoterapia, creo que la pandemia nos pone a pensar que es ese asunto del espacio, asunto del que se ocupa la topología, tan cara para Lacan en su última enseñanza, pero topología, entendida como una geometría dúctil que trata matemáticamente cuestiones de vecindad, de transformación continua, de frontera y de superficie sin hacer intervenir necesariamente la distancia métrica. Creo que solo valiéndonos de eso podremos extraer el verdadero alcance de los «tru-mains» para utilizar este neologismo lacaniano de los últimos seminarios que toma en cuenta toda esa dimensión topológica de los seres humanos (humains) también como agujero (Trou {tru}). Tenemos además muchos agujeros en el saber y debemos estar dispuestos a dejarnos enseñar por la experiencia no sin estar armados por el saber depositado en la experiencia y articulado por nuestros maestros por años.

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