ACONTECIMIENTO, INCERTIDUMBRE, DILEMA, TRAUMA.
ACONTECIMIENTO, INCERTIDUMBRE, DILEMA, TRAUMA.
JUAN GUILLERMO URIBE, AME, Miembro del Foro de Medellín.
Foro Medellín, 26 de Mayo del 2020.
Esta intervención se apoya en la entrevista publicada por la BBC News en la semana del 19 de abril del 2020 sobre la pandemia. Hay una intervención de la doctora María Lucía Ramírez, profesora de bioética de la Universidad El Bosque en Bogotá, sobre la que haré un comentario.
La Dra. Hace una exposición sobre la pandemia como “acontecimiento” y describe este, más o menos, como la presencia de un hecho muy potente, abierto, que no admite una sola versión, contiene más preguntas que respuestas. La Dra. Habla de la pandemia actual como un acontecimiento que nos plantea el dilema como tal insoluble en términos deontológicos de bien/mal.
Entre los muchos dilemas, los gobiernos se ven abocados al de la economía o la salud: proteger la economía prioritariamente aunque la salud quede algo relegada. Solución falsa, porque la vida es el fundamento de la economía.
Las teoría morales como la deontológica de Kant, se quedan cortas al exigir al individuo el sacrificio de sus afectos, como lo ejemplifica con el caso del individuo que será condenado a muerte si no renuncia a su amante…Hay otros dilemas imposibles.
Cuando se piensa en el utilitarismo, en el cual cada uno busca su beneficio, se enfrenta a dilemas cómo, en ciertas circunstancias, habría que renunciar a su propia utilidad a nombre del bien común.
Durante la pandemia se han formulado dilemas como a quién salvar, en caso de no disponer de suficientes respiradores, a los jóvenes o sacrificar a los más viejos. Cómo resolver el dilema de los equipos de salud que enfrentan el riesgo de la infección, ¿deben sacrificarse por bien común? Podríamos multiplicar los ejemplos.
El dilema se presenta como una elección forzosa, imposible de ser resuelta moralmente, además de trágico: “La bolsa o la vida” y otras vertientes, “ser o tener”.
En el título de esta presentación incluí el término incertidumbre, para mostrar el estado generalizado en que nos pone el acontecimiento “pandemia”: nadie sabe cómo siguen las cosas en el mundo. Los gobiernos consultan a los científicos y economistas, tratando de resolver el dilema entre economía y salud. La filosofía no es invitada a ocupar su lugar, que por lo demás, sería un saber que ayudaría a la reflexión.
Trauma
Acontecimiento, incertidumbre, dilema, se pueden resumir con el significante “trauma”. Freud inaugura su clínica con la observación del trauma producido por la seducción sexual finalmente atribuida al padre. En 1897, rectifica esta hipótesis y la vincula con un efecto fantasmático, separándose de una causalidad circunstancial, para introducir la causa psíquica de origen fantasmático.
El trauma como término pasó a la psiquiatría y se generalizó, aplicándose a saberes como la medicina, la sociología, la antropología; apareció un saber nuevo especializado en “traumatología” con recomendaciones para intervenir y ayudar a las “víctimas” pacientes de los diversos efectos traumáticos. Se ha asociado “trauma” con duelo, y en ese punto, no falta el recurso a la medicación. Por efecto de esta generalización, los traumas crean un nuevo estado de “víctimas” que terminan por ser una especie contemporánea de héroes…
No se distingue suficientemente, entre los efectos de la guerra, la violencia intrafamiliar y los accidentes naturales como terremotos y tsunamis. Todo es necesariamente traumático según estos expertos.
Freud es claro en expresar que el trauma tiene efectos subjetivos no generalizables. No es el hecho como tal lo traumático, sino la resonancia subjetiva, siempre diferente en los afectados.
Siguiendo las enseñanzas de Freud sobre el trauma, introduce la “reminiscencia” como una forma de la memoria que vuelve a pesar de los esfuerzos del sujeto. El inconsciente pasa de un saber no sabido, a tener efectos de memoria repetitiva, como se puede ver en la forma de los síntomas. En el campo de la literatura hay mucho material que se ocupa del tema de la memoria. Quiero evocar el escrito de Borges “Funes el memorioso”, alguien que no puede olvidar y vive en un tiempo de perpetuo presente. Este escrito hace contraste con los casos de olvido producidos por infecciones neurológicas o deterioros degenerativos como en la enfermedad de Alzheimer.
El trauma de la histérica es una máscara que sirve para aliviar los recuerdos traumáticos, lo que se puede deducir de la enseñanza de Freud.
Colette Soler en su conferencia del 15 de diciembre de 1998 en el Hospital Alvárez en Buenos Aires, dice que: “la estructura del trauma es una estructura de forclusión”, “un real que no tiene su correspondiente en la memoria, en el simbólico, en la inscripción” En cierta forma Freud encontró una homología entre el trauma y la alucinación. Esta homología se observa en algunos psicóticos, la emergencia de un fenómeno impuesto en forma de voz que lo deja perplejo.
Es un real forcluido, continúa Soler, “No hay recursos frente a su irrupción” A pesar de su estatuto de elemento forcluido, la víctima no deja de tener una parte de responsabilidad subjetiva al menos sobre su significación e implicación. Es moverse de la posición de víctima cuya queja se vuelve reproche dirigido al Otro o los otros: los padres abusadores, los educadores autoritarios, el Estado impotente.
Según lo anterior, la vida psíquica se desenvuelve a partir de la vivencia de lo interior pulsional como un peligro, de ahí la angustia. Lo que Freud comprueba es que el sujeto se encuentra en una situación de desamparo frente a sus propias excitaciones. Esta vivencia de desamparo incide en la construcción del fantasma de cada uno.
Los analistas y el trauma
La demanda analítica está vinculada, tanto a la repetición insoportable del síntoma, vivido por algunos como situación traumática. Los analistas que siguen la enseñanza de Freud y Lacan, saben que no hay protocolo para el trabajo analítico y cada analizante despliega con su trabajo el recorrido de su indefensión originaria frente a la castración.
«En tiempo de pandemia.»
